Te dice hola, y te mira directamente a los ojos removiendo cada una de tus entrañas una a una, haciendote subir al cielo y dejandote caer con satanás.
Esa sensación que te eriza, te deja sin respiración, no piensas, no actuas, la sangre se coabula y no te deja ni hablar, y tras los pocos segundos que pasas envuelta en esa sensación te das cuenta de que el te sonríe y que no ha pasado nada, te das cuenta que las cosas han cambiado y que por muchos errores del pasado nunca volverá a desaparecer esa sensación.
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