No sé muy bien cómo empezar, ni que pretendo escribir.
Supongo que hoy es una noche de esas en la que siento que estoy pero no estoy,
en la que salen mis fantasmas de nuevo a recordarme que no todo siempre va
bien, ni si quiera ahora.
Con el paso del tiempo llegue a la conclusión de que no
existe nada que te pueda hacer mas daño que tus propios miedos, pero los de
verdad. Es difícil conocerlos si no te han atormentado todavía, necesitas
sentir la fuerza del mar para agradecer su calma.
No voy a mentir, no estoy en medio de un huracán, ni si
quiera en medio de una tormenta. Estoy ahora mismo en un punto de mi vida de
calma, pero de calma absoluta, estoy atravesando las temidas calmas
ecuatoriales en un barco de vela justo cuando dejaron de soplar los vientos
alisios, justo cuando nada me puede ayudar a seguir a delante.
Pero es egoísta pensar así teniendo en cuenta que no solo mi
sacrificio me ha llevado a donde estoy, si no también el de muchas personas
mas, Dios mediante. Es reconfortante saber que por muy sola que me sienta, no
lo estoy. Aunque puede que esté un poco lejos para sentirlo de cerca, pero que
es la distancia, si solo son números. Es importante reconocer que la victoria
solo se consigue con sacrificio, y que todo cuesta, pero nunca pienses que por
haber conseguido el objetivo de tu lucha estarás satisfecho, porque llegar a la
meta no es más que empezar otra carrera y así sucesivamente.
Hay días, como hoy, en los que no quiero correr más y me
apetece tan solo ir a dar un paseo, pero hace demasiado frío para eso. Quizás
lo que me hace falta es ver mi mar precioso desde cualquier sitio donde esté,
porque eso me hace sentir libre, aunque muchos lo llamen cárcel de agua.
Soy una mal educada, hablo como si todo el mundo tuviera que
conocerme, como si todo el mundo tuviera que suponer que estar lejos de casa me
duele y que me levanto pensando un día más es un día menos, y que no puedo
perder el tiempo porque si lo hago tardaré más en volver a casa, y tal vez es a
eso a lo que le tengo miedo, tal vez ese es mi nuevo fantasma.
Parece una ironía de la vida, tanto tiempo deseando salir de
mi vida, para que justo en el momento en el que todo va bien, vuelva a sentir
que este no es mi sitio. Pero me equivoco, sí que lo es. De pocas cosas estoy
realmente segura y una de ellas es que mi sitio está aquí, estoy segura que
este era el plan de Dios para mi vida, y le agradezco que esté dentro de lo que
siempre quise. Aunque lo que siempre quise esté tan lejos de casa. A decir
verdad tengo muchas cosas que agradecerle, la primera mi familia grande e
impetuosa, apoyos incondicionales y amigos de verdad, porque no todo el mundo
es malo. Aunque día a día parezca que ya no queda gente buena y que el mundo da
asco.
Me gustaría que mi historia fuese una historia de amor, no
hablo de romanticismo, hablo de amor. Del de verdad, del que te cura, del amor
sin ánimo de lucro, del amor altruista. Ser la persona que tiene el poder para
cambiar mentes, siempre a mejor y demostrarles a todas esas personas que alguna
vez dudaron de si mismas que valen tanto como nunca jamás se imaginaron. Aunque
antes de ayudar a las personas, debería ayudarme a mi. Supongo que mi verdadero
sueño, aunque yo no lo sabía, siempre fue ese, y que el ser enfermera tan solo
fue la alternativa más fácil. Aunque con el paso de los años aprendí que no era
nada fácil y eso que acabo de empezar y aun no soy nadie. Y todo esto va
siempre aparte de todos mis pensamientos a cerca de quien me hizo abrir los
ojos, o no, siempre le consideré el culpable, pero a lo mejor tan solo tenía
que pasar. He de reconocer que no hay mayor sufrimiento que el de uno mismo, el
tuyo propio, el que te ahoga, el que presiona el pecho y te agarra el estómago,
el que te saca las lágrimas como puñaladas en la espalda sin tener a nadie
detrás. El sufrimiento de sentir la soledad en su plenitud, aunque esté rodeada
de gente, ese que te hace sentir la tristeza, la melancolía, el dolor puro en
su forma mas natural, el que me ha hecho reconocer que todo lo que yo pensaba
que dolía, en realidad nunca dolió.
Bien, ahora ya no le culpo. No le culpo de nada porque aún
habiéndome sentido la persona mas insignificante y estúpida del planeta. Aún
habiendo odiado a todas la personas del mundo, después de todo, cuando recuperé
mi entereza, me di cuenta que sigue siendo el. Aunque quizás no.
Quizás sea demasiado joven para entender lo que me depara la
vida, o lo que espero yo misma de mi.
Y no se como siempre que me pongo a pensar, acabo en él, en
ti. Porque nunca sentí una persona tan adentro como te sentí a ti, y como te
sigo sintiendo. Es muy típico decir que estoy hecha a su medida, que mis labios
nacieron para encajar perfectamente con los tuyos, pero es la verdad, o tal vez
no. Tal vez solo sea la necesidad de volver a sentir que cuando respiro a tu
lado, el aire es mas puro, o mis pulmones mas profundos, y sí es una necesidad
y no un capricho, a estas alturas ya de diferenciarlo. Te lo explicaré mejor,
cuando me miras te clavas tan profundamente en mi corazón que me paso la
siguiente semana reviviendo ese momento y sonriendo como una tonta, como si
todos lo problemas se acabasen y no siguiéramos muriéndonos mientras
respiramos, porque me calmas. Calmas el huracán de sentimientos, que ahora no
existen, o que solo duermen, porque cuando me hablas y me haces saber que te
acuerdas de mi todo sale de nuevo y aunque llueva encuentro el sol y aunque
estuviera en medio de un terremoto encontraría la estabilidad y la calma y el
norte y el sur y todo lo que necesito, o no.
A lo mejor dentro de unos años me vuelve a cambiar la vida
como me la cambiaste tu, o a lo mejor no fuiste tu y yo quiero creer que sí. A
lo mejor da otro giro inesperado y llego a pensar que esto no es amor, que no
fue dolor lo que sentí, aunque de lo segundo dudo mas que de lo primero, porque
te clavas mas profundo que mil balas atravesando todo mi cuerpo. Me hiciste
crecer, darme cuenta de que es cierto de eso de que tu marcas tus propios
limites ya que nunca pensé que sería capaz de superar algo así y hoy estar aquí
como estoy. Recordandote pero sin dolor, más cerca de mis sueños que nunca y
mas segura de que todo tiene un motivo, una lastima que no sepa cual es y
existan días como hoy, en lo que por muy egoísta que suene, solo quiero
desaparecer, o dormir, no se.