Se acerca, tropezamos, yo le sonrío y el me devuelve el gesto. Me ruborizo y siento que la sangre se me concentra en el estomago y siento como si mil mariposas rebolotearan en su interior, poco más puedo decir de esta sensación.
Habla, vacila y vuelve a mi lado, me encantaría parar el tiempo y estar así el resto del día pero por desgracia dura breves segundos nuestra posición y siento que mi mirada se desvanece en la profundidad de la suya al chocar indiscretamente.
Entro en clase, sigo extasiada.
¿Y que puedo hacer si en esos momentos mi alma abandona mi cuerpo y se hecha a volar imaginando mil momentos más tan simple como este?
Y es una estupidez ni si quiera proponer la idea de que pueda ser él, pero ¿porque no?.
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